miércoles, 24 de marzo de 2010

Civilización Romana

MEDIO GEOGRÁFICO

La civilización romana tuvo como centro la ciudad de Roma, ubicada en el Lacio, región de la península Itálica regada por el río Tíber. 

COLOR VERDE: REGIÓN DEL LACIO

Según la tradición, habría sido fundada a mediados del siglo VIII a.C. 


PENÍNSULA ITÁLICA: FÍSICA

RÍO TIBER

RÍO TIBER

Mientras los ejércitos de Alejandro Magno conquistaban inmensos territorios en Egipto y Oriente, en el centro de la península itálica un pequeño pueblo comenzaba a ganar fuerza: eran los romanos.
Tres siglos después, los romanos eran el pueblo más poderosos del mundo. Mediante la fuerza de las armas habían conquistado todas las tierras que rodean al mar mediterráneo y se habían extendido además por el norte de Europa. Roma, su capital era una ciudad que en ese tiempo tenía más de un millón de habitantes. En el transcurso de los siglos los romanos, que desde sus orígenes fueron un pequeño pueblo de agricultores, iniciaron un proceso de expansión militar e impusieron su dominio en territorios cada vez más lejanos. Así, la ciudad de Roma se convirtió en el centro de un enorme imperio en torno al mar Mediterráneo, al que los romanos llamaron, con razón, el mare nostrum (mar nuestro). En sus dominios plasmaron, entre otras cosas, su idioma, sus formas de organizar la sociedad y de habitar el paisaje.


REGIÓN DEL LACIO

EL LACIO


Esta región, se localiza en el centro de la península Itálica, en la vertiente occidental de la cordillera de los Apeninos, que la atraviesa de norte a sur.
El río Tíber recorre la región del lacio de este a oeste, para desembocar en el mar Tirreno. En la Antigüedad, aunque provocaba inundaciones violentas y periódicas, el río era navegable. Las tierras no inundadas eran aptas para la agricultura, gracias a las capas de cenizas provenientes de la actividad volcánica.

LA ZONA DE LAS SIETE COLINAS


A unos 30 kilómetros de la desembocadura del río Tíber se encuentra la zona de las Siete Colinas, núcleo original de la ciudad de Roma. En ese tiempo era una encrucijada de caminos, un lugar donde confluían diferentes pueblos del norte y del sur para intercambiar productos y obtener, sobre todo, la sal que se extraía de las salinas ubicadas en la desembocadura del río.

Fue una zona codiciada por su estratégica posición, la cual, en su momento, favoreció la expansión de los romanos y el dominio que ejercieron en la península Itálica.

El hecho de que esta península se encontrara, a su vez, en una posición central en el mar Mediterráneo, constituyó una ventaja en la conquista y organización del Imperio Romano y favoreció el contacto entre Oriente y Occidente.


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